Roger Federer finalmente conquistó el domingo el título del Abierto de Francia que tanto suplicio le costó y con ello igualó el récord de 14 coronas en los Grand Slams que estaba en manos de Pete Sampras.
Sin inmutarle la interrupción de un intruso en pleno partido, Federer venció 6-1, 7-6 (7-1) y 6-4 al sueco Robin Soderling en la final de Roland Garros.
La consagración en el polvo de ladrillo de París, en su cuarto intento, le permitió al "Expreso Suizo" completar el Grand Slam, sumándole a sus cinco conquistas en Wimbledon, cinco en el Abierto de Estados Unidos y tres en el Abierto de Australia.
Cuando consiguió el punto de campeonato en un servicio, Federer se arrodilló en la arcilla, pegó un grito y brevemente se tapó el rostro con sus manos. Tenía lágrimas cuando se encontró a Soderling en la red, mientras recibía una ovación de pie en la cancha Philippe Chatrier.
"Es tal vez la victoria más importante de mi carrera, o sin suda la que me quita el peso más grande de mis hombros", declaró Federer. "Creo que ahora y hasta el final de mi carrera, podré jugar tranquilo sin tener que estar escuchando que nunca pude ganar Roland Garros".
Federer había alcanzado la final del Abierto de Francia en las tres ediciones anteriores, pero siempre chocó con un muro llamado Rafael Nadal.
Sin embargo, este año, el español ni siquiera pudo asomarse en la final, luego que el tetracampeón vigente sucumbió sorpresivamente ante Soderling en los octavos de final.
En un día de frío, viento y llovizna, Federer arrancó a toda marcha al barrer los primeros cuatro games del duelo.
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